El año 2023 dejó una marca preocupante en cuanto a la seguridad en espacios acuáticos. Los informes muestran un aumento del 8% en las muertes por ahogamiento en comparación con el año anterior, alcanzando un total de 422 fallecimientos en España. Estas cifras, las más alarmantes desde 2019, nos instan a reflexionar sobre la importancia vital de la seguridad en piscinas y entornos acuáticos, así como la relevancia de los servicios de socorrismo.
Según datos proporcionados por la Federación Española de Salvamento y Socorrismo (RFESS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ahogamiento ocupa el tercer lugar entre las causas de muerte por traumatismo involuntario a nivel mundial. Con una media de 236,000 personas fallecidas en accidentes de este tipo cada año, representa una preocupación seria y constante para la salud pública.
Es esencial destacar la escasez de campañas de concienciación sobre este tema en España. Aunque existen iniciativas loables como la campaña #StopAhogados creada por la RFESS, aún queda mucho por hacer. La educación y la prevención son las mejores herramientas para evitar tragedias. Campañas como #OjOPequealAgua y #Canarias1500KmdeCosta están haciendo esfuerzos significativos, pero necesitamos un compromiso colectivo más amplio.
Uno de los aspectos cruciales en la lucha contra los ahogamientos es la educación. No solo se trata de saber nadar, sino también de conocer las técnicas de rescate, socorrismo y primeros auxilios. Es desafortunado ver casos en los que un intento de socorro resulta en una segunda víctima debido a la falta de conocimiento en esta área. Es fundamental que todos tengamos al menos un conocimiento básico sobre cómo actuar en situaciones de emergencia en el agua.
Además, es preocupante el descenso del interés en la formación de socorristas, que ha disminuido en un 90%. Los socorristas desempeñan un papel crucial en la seguridad en piscinas y playas, y su formación no solo les proporciona habilidades laborales, sino que también promueve la vigilancia activa de la vida humana y el respeto por las normas de seguridad.
La seguridad en las piscinas no es solo responsabilidad de los socorristas; es una responsabilidad compartida por todos. Padres, cuidadores, propietarios de piscinas y usuarios deben estar alerta y comprometidos con la seguridad acuática. La instalación y el mantenimiento adecuados de las vallas y alarmas, la supervisión constante de los niños, el aprendizaje de técnicas de rescate y la difusión de información sobre la seguridad son acciones que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En resumen, los alarmantes datos de ahogamientos en espacios acuáticos nos recuerdan la urgencia de priorizar la seguridad en las piscinas y entornos acuáticos. La educación, la prevención y el compromiso colectivo son fundamentales para evitar tragedias innecesarias y proteger la vida de nuestros seres queridos.